sábado, 22 de marzo de 2014

Gran separador "Se viene la estatua de Vesey", en la voz de Julián



¿Abolicionista o terrorista? En Estados Unidos, no sólo se habla de las películas ganadoras de los Oscar. En el mes de febrero, un grupo de activistas de la ciudad de Charleston, Carolina del Sur, descubrió una estatua de Denmark Vesey, un hombre negro ejecutado a principios del siglo XIX por planear una rebelión de esclavos. La polémica se desató cuando una serie de periodistas y académicos salieron a denunciar que el monumento honraba a un personaje violento, decidido a matar sin piedad a cualquier hombre blanco.
En efecto, Vesey, que había comprado su libertad en 1799 gracias a un premio de la lotería, estaba decidido a conducir a su gente hacia la República negra de Haití. De acuerdo a lo proyectado, la noche del 14 de julio de 1822, en el aniversario del día de la Bastilla, los esclavos debían asesinar a sus amos mientras dormían y huir hacia los muelles. La orden de Vesey hacia sus camaradas era estricta: no debía existir compasión alguna con aquellos que se interpusieran en el camino de la libertad.
Es esta actitud la que, casi doscientos años después, despierta la indignación frente al homenaje. Como Osama Bin Laden, ha escrito en su blog el cronista Jack Hunter, el líder de aquella revuelta fue un terrorista, dispuesto a asesinar inocentes con tal de cumplir sus objetivos. Su comparación pone al descubierto la total falta de pasado que algunos ciudadanos estadounidenses pueden sostener cuando se trata de sostener la buena conciencia histórica de su pueblo. Como sostuvo el escritor Douglas Egerton en un artículo publicado por el New York Times: “Los críticos de la estatua de Vesey pueden estar preocupados por sus métodos. Pero tienen que reconocer que sus opiniones fueron formadas por el látigo. Una vez que le dijeron que lo iban a colgar, Vesey aseguró que ‘el trabajo de insurrección seguiría adelante’. En lo que se refiere a enfrentar verdades incómodas sobre nuestra historia, tenía más razón de la que creía.


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