Guille Brown |
La residencia contaba con dos plantas, un pórtico soportado por dos columnas y un balcón en su parte superior que adornaba el mirador al río. En su frente, la verja de material combinada con rejas la separaba de la calle. Y una entrada confeccionada de conchillas conducía a la escalinata principal que elevaba la residencia, protegiéndola de las inundaciones que sobrevenían tras cada Sudestada. A ambos lados de la escalera, y sobre pedestales, se ubicaban dos cañones de artillería.
Guillermo Brown se llevó a la tumba los honores de la primera época independiente un 3 de marzo de 1857. Poco después, Elizabeth viuda del almirante, decide vender parte de la quinta, loteando el solar. Por último, se derriba la casa victoriosa. Desde entonces, y por más de medio siglo, el predio quedó a disposición de la línea de ferrocarriles que unía Buenos Aires con Ensenada. Ya entrado el siglo XX funcionaron una terminal de tranvías, un mercado de papas y cebollas y casi a fin de siglo se buscó urbanizar aquella zona.
La casa amarilla que hoy vemos desde el colectivo es la sede del Instituto Browniano y Departamento de Estudios Históricos Navales. Un rezagado homenaje al almirante Brown finalmente inaugurado en Junio de 1983.
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