domingo, 16 de marzo de 2014

Gran separador "Casa amarilla", en la voz de Roberto



Guille Brown
Alejada de la gran aldea y rodeada de bañados, se erguía una casa de color amarillo. En 1812, el marino irlandés William Brown adquirió una gran franja de terreno en el llamado “bañado de Barracas”. Empapado en los asuntos políticos y militares de la época, William dejó en manos del constructor escocés Matthew Reid todo lo referido al asentamiento de su morada. El estilo inglés que la caracterizaba era único allí, remitiendo a las casas de campo que poblaban la campiña británica. 
La residencia contaba con dos plantas, un pórtico soportado por dos columnas y un balcón en su parte superior que adornaba el mirador al río. En su frente, la verja de material combinada con rejas la separaba de la calle. Y una entrada confeccionada de conchillas conducía a la escalinata principal que elevaba la residencia, protegiéndola de las inundaciones que sobrevenían tras cada Sudestada. A ambos lados de la escalera, y sobre pedestales, se ubicaban dos cañones de artillería. 
Guillermo Brown se llevó a la tumba los honores de la primera época independiente un 3 de marzo de 1857. Poco después, Elizabeth viuda del almirante, decide vender parte de la quinta, loteando el solar. Por último, se derriba la casa victoriosa. Desde entonces, y por más de medio siglo, el predio quedó a disposición de la línea de ferrocarriles que unía Buenos Aires con Ensenada. Ya entrado el siglo XX funcionaron una terminal de tranvías, un mercado de papas y cebollas y casi a fin de siglo se buscó urbanizar aquella zona. 

La casa amarilla que hoy vemos desde el colectivo es la sede del Instituto Browniano y Departamento de Estudios Históricos Navales. Un rezagado homenaje al almirante Brown finalmente inaugurado en Junio de 1983.  



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