jueves, 7 de noviembre de 2013

Gran separador en la voz de Francisco:

Catalepsia

Se llama catalepsia al estado en el cual una persona yace inmóvil, en aparente muerte y sin signos vitales, cuando en realidad se encuentra viva pero inconsciente. O bien consciente (pudiendo ver y oír a la perfección todo lo que sucede a su alrededor), pero incapaz de responder a ningún tipo de estímulo. La catalepsia puede ser síntoma de enfermedades nerviosas, producto de psicosis o consecuencia del abuso de narcóticos.
En la era anterior al encefalograma, los médicos tenían dificultades para distinguir un ataque cataléptico de la muerte propiamente dicha, la muerte cerebral. Ésa es una de las razones por la que se celebraban largos velatorios: además de despedirse de los seres queridos, las familias debían esperar a que el muerto tal vez despertara de un ataque cataléptico. Sin embargo, el ritual no siempre era respetado, y abundan los registros de personas catalépticas enterradas vivas.
La noche de su cumpleaños número 19, el 31 de Mayo de 1902, Rufina (hija del escritor y político Eugenio Cambaceres) perdió el conocimiento mientras se preparaba para ir al teatro. Los médicos la declararon muerta y esa misma noche fue trasladada a la cripta familiar en el Cementerio de la Recoleta. Días después se descubrió que el ataúd estaba derribado… la familia, temiendo que hubiesen sido robadas las joyas con las que Rufina había sido enterrada, abrió el ataúd. En ese momento descubrieron con horror rasguños en el interior del mismo y sobre la cara de la joven. Rufina había sido sepultada viva, y al despertar, presa de la desesperación, intentó escapar de su macabro encierro, luchando sin éxito hasta morir asfixiada.
Las razones de la catalepsia de Rufina nunca fueron aclaradas. Hay quienes dicen que sufrió el ataque luego de enterarse de que su novio, Hipólito Yrigoyen (el mismo que luego fuera presidente de la nación), era también amante de su madre. Otros dicen que el estado cataléptico fue provocado por una fuerte droga que le suministró la madre para dejar inconsciente a Rufina y poder encontrarse con Hipólito sin temor a ser descubiertos.
Si hoy pasean por el Cementerio de la Recoleta, tal vez se encuentren con la figura inerte de una chica llorando ¿El fantasma de Rufina, tal vez? No, no se preocupen… Solamente es una estatua, con la mano en el picaporte de la bóveda de la Cambaceres. 


Escuchalo (minuto 20:44)

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