Se
llama catalepsia al estado en el cual una persona yace inmóvil, en
aparente muerte y sin signos vitales, cuando en realidad se encuentra
viva pero inconsciente. O bien consciente (pudiendo ver y oír a la
perfección todo lo que sucede a su alrededor), pero incapaz de
responder a ningún tipo de estímulo. La catalepsia puede ser
síntoma de enfermedades nerviosas, producto de psicosis o
consecuencia del abuso de narcóticos.
En la era anterior al encefalograma, los médicos tenían dificultades para distinguir un ataque cataléptico de la muerte propiamente dicha, la muerte cerebral. Ésa es una de las razones por la que se celebraban largos velatorios: además de despedirse de los seres queridos, las familias debían esperar a que el muerto tal vez despertara de un ataque cataléptico. Sin embargo, el ritual no siempre era respetado, y abundan los registros de personas catalépticas enterradas vivas.
En la era anterior al encefalograma, los médicos tenían dificultades para distinguir un ataque cataléptico de la muerte propiamente dicha, la muerte cerebral. Ésa es una de las razones por la que se celebraban largos velatorios: además de despedirse de los seres queridos, las familias debían esperar a que el muerto tal vez despertara de un ataque cataléptico. Sin embargo, el ritual no siempre era respetado, y abundan los registros de personas catalépticas enterradas vivas.
La
noche de su cumpleaños número 19, el 31 de Mayo de 1902, Rufina
(hija del escritor y político Eugenio Cambaceres) perdió el
conocimiento mientras se preparaba para ir al teatro. Los médicos la
declararon muerta y esa misma noche fue trasladada a la cripta
familiar en el Cementerio de la Recoleta. Días después se descubrió que el ataúd estaba
derribado… la familia, temiendo que hubiesen sido robadas las
joyas con las que Rufina había sido enterrada, abrió el ataúd. En
ese momento descubrieron con horror rasguños en el interior del
mismo y sobre la cara de la joven. Rufina había sido sepultada viva,
y al despertar, presa de la desesperación, intentó escapar de su
macabro encierro, luchando sin éxito hasta morir asfixiada.
Las
razones de la catalepsia de Rufina nunca fueron aclaradas. Hay
quienes dicen que sufrió el ataque luego de enterarse de que su
novio, Hipólito Yrigoyen (el mismo que luego fuera presidente de la
nación), era también amante de su madre. Otros dicen que el estado
cataléptico fue provocado por una fuerte droga que le suministró la
madre para dejar inconsciente a Rufina y poder encontrarse con
Hipólito sin temor a ser descubiertos.
Si hoy
pasean por el Cementerio de la Recoleta, tal vez se encuentren con la
figura inerte de una chica llorando ¿El fantasma de Rufina, tal vez?
No, no se preocupen… Solamente es una estatua, con la mano en el
picaporte de la bóveda de la Cambaceres.
Escuchalo (minuto 20:44)
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