Moverse en una capital con 13 millones de habitantes no es tarea fácil. Una ciudad como Tokio requiere un sistema de transporte público eficiente, ágil y bien articulado.
El Metro de Tokio es la columna vertebral del transporte en la ciudad. Este sistema de subterráneos es el cuarto más grande del mundo debido a su extensión y al volumen diario de viajes, con un cómputo total de dos mil ochocientos millones de usuarios anuales. La primera estación de Tokio y, al mismo tiempo, del continente Asiático, fue puesta en marcha en el año 1927. Actualmente el Metro está operado por dos grandes compañías: Tōkyō Metro y TOEI. Entre ambas han logrado desarrollar 13 líneas con más de 270 estaciones.
El Metro de Tōkyō es uno de los pocos lugares no turísticos que tiene casi toda su señalética traducida al inglés. Otra de las grandes ayudas para no depender del idioma nativo es la nomenclatura que le asigna a cada estación un color, letra y número. Y por si esto no alcanzara, muchos carteles incluyen dibujos, especie de pequeñas historietas que describen claramente la conducta que deben tener los pasajeros tanto en las estaciones como arriba de los trenes.
Es que la disciplina es fundamental para mantener el orden y la buena convivencia. En los vagones del Metro de Tōkyō está prohibido usar los ringtones de los celulares y está muy mal visto que alguien hable por teléfono; así es que los tokiotas son verdaderos especialistas en el chateo a través de sus teléfonos móviles. Lo usual al subir a un vagón es encontrar al 40% de los pasajeros comunicándose mediante mensajes de texto, al 10% jugando en consolas portátiles (con el uso de audífonos) y al restante 50% durmiendo sentados uno al lado del otro. La mayoría recorre grandes distancias para llegar a su trabajo o lugar de estudio, combinando diversos medios de transporte por largas y extenuantes horas.
A pesar de que normalmente los japoneses den verdaderas clases de comportamiento al entrar y salir de los trenes, la increíble aglomeración de gente en horas pico provocó la implementación de vagones diferenciados para hombres y mujeres; siempre hubo oportunistas que esperaban este momento del día para aprovecharse del sexo opuesto.
Pero el contacto físico está permitido en una ocasión: en las grandes estaciones durante las horas más concurridas, es posible ver en acción a los “empujadores”, funcionarios de la estación que, provistos de guantes blancos, empujan a la gente hacia el interior de los vagones hasta hacerlos ingresar a presión.
Y vos te quejás de la B en la hora pico, pfff...
Algunas indicaciones para viajar mejor en Tokyo:
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